En el último
mes, dos compañeros de trabajo se me acercaron desconcertados a contar sus
anécdotas de presunto acoso. El primero de ellos, inofensivo piropeador serial,
estaba de guardia periodística en Comodoro Py cuando vio pasar a una treintañera
de andar sinuoso y le dijo con su voz más cautivante “qué linda estas”. Jura
que tragó saliva cuando la vio volver sobre sus pasos. La rubia se bajó los
lentes oscuros a mitad de la nariz, lo miró directo a los ojos y le dijo: Esto
es acoso, te voy a meter una denuncia. Algo similar describió otro colega que
vino con genuina preocupación a que le explique cuál es la palabra, el gesto o
la circunstancia en el cortejo casual callejero –nunca consensuado entre las
partes- que lo puede volver un depravado; y recordó la tarde, no hace mucho, en
que una piba le gritó ¡Ni Una Menos! por toda respuesta al “Se te cayó un
pétalo”.
Guarda con la
burocracia del piropo. Entre el empoderamiento y la sobreactuación pueden
votarte una ley. Es lo que acaba de hacer la Legislatura porteña con la incorporación
del acoso sexual como figura punible en el Código Contravencional. Una especie
de nomenclador de hostigamientos que establece penas para todo. Allí donde no
se configuraba un delito penal claro, ahora aparece la contravención como
alternativa de castigo, con multas que van de 200 hasta 1000 pesos y trabajo comunitario
para el machito que venga a pasarse de vivo. ¿A partir de qué clase de grosería
ya puedo denunciar? ¿Habrá acarreo de acosadores a algún playón de la ciudad?
¿Sabrá el tarado que me apoyó en el subte la semana pasada que me está debiendo
mil mangos? ¿En qué quedó lo de los vagones
rosas? Aquel proyecto fue otra muestra demagógica de exaltación feminista,
amontonarnos a las mujeres en furgones diferenciados con la excusa de
protegernos. Como esa iniciativa no prosperó, arremetieron con la cacería de
sátiros.
Cuántas de ustedes se imaginan haciendo uso de la contravención
sexual. A que ninguna se ve una mañana llamando a la oficina “Chicas, avisen
que llego un poco más tarde, un tipo me dijo de todo en la parada del colectivo
y me vine a la fiscalía a denunciarlo”. Por lo menos yo, no quiero perder mi
tiempo llenando formularios e intentando probar que un tipo se me acercó más de
la cuenta, o que su pretendido halago me resultó asqueroso, ni tengo ganas de
andar convocando testigos por la calle para mensurar si lo que dijo el operario
aquel que me haría es o no una contravención, todo para que armen un expediente
y dos años después le digan al señor que vaya a cortar el pasto a Plaza Francia.
No comparto
que la persecución del piropo sea un primer paso. Si hay una cultura del
hostigamiento, no se va a erradicar mandando a hacer trabajo comunitario a los
varones. Educarlos, puede ser una mejor opción. Qué tal si hacemos una escuela
para machos.
Valeria Sampedro.
Nota publicada en revista ParaTi, el 23/12/16
Valeria, estoy de acuerdo. Lo que escasea es la educacion del que piropea y la erradicacion del prejuicio del que lo recibe. Como todo lo que manda es el marco cultural. Estaria bueno en vez de tirar cobardemente un piropo al viento poder decirle a alguien en lancara que te gusta
ResponderEliminarComo estas? No nos conocemos pero somos colegas, y podes verme en Linkedin. Estoy armando mi nuevo programa de radio sobre la base de una idea propia super original a partir de marzo, por Cadena de Radio Eco (AM 1220 en todo el pais)de una hora semanal, probablemente los lunes o los sabados al mediodia, y para completar el equipo necesito un co conductor/a y, entre otras posibilidades, pense en vos. Creo que sos simpatica y estas comprometida con la realidad, algo que valoro y mucho. Y pienso que serias ideal para darle el toque de originalidad y nivel sostenido q necesita el programa q tengo en la mente. Aparte, estoy seguro de q la fama no se te subio a la cabeza. Asi que al menos espero un: "no, no me interesa", o mejor un "si, realmente me interesa" lo mas pronto posible. Te cuento que se trata de un programa de produccion cooperativa, ya que un grupo de periodistas aportamos para comprar el espacio de los primeros meses. Te interesa para seguirlo hablando? Saludosss
ResponderEliminaralbertosiglio@gmail.com
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