Me resisto a creer que se trate de un desnudo justificado (el off también
tiene sus clichés). Hit ochentoso, guitarrita, la mina en pelotas desde el
vamos y yo en primera fila. Mientras reviso cada estría bajo esa luz hija de
puta, tan de probador –una especie de dicroica cenital que deja en evidencia la
más mínima adiposidad- entiendo todo: la naturalidad con que la actriz lleva su
desnudez, recién salida de la ducha, sin poses, es la desaprensión propia que da
la convivencia cuando ya no metes panza cada vez que él mira y, de hecho, él
pasa ya sin mirar.
Malditos todos mis ex implica TODOS. Los de la adolescencia,
los idiotas que nos tuvieron en vilo sin responder mensajes, los buenazos que nunca
nos provocaron cosquillas en la panza, los amores de nuestra vida. Y todas las
que fuimos, cada vez. Revueltas, mezcladas. Casi siempre la misma.
La exageración en teatro es histrionismo y habrá que decir que más allá del
griterío histérico, por momentos latoso, estas cuatro yeguas (cinco con la directora,
Mariela Asensio) me hicieron llorar la mitad de la obra.
La perla -intuimos, salida de las profundidades más obscenas del cerebro de
Reynaldo (Sietecase)- cuando el tipo se coge a su ex hasta matarla. Y no es
femicidio, es Subiela.
Valeria Sampedro.
Malditos.. Sábados
20hs Teatro del Pueblo (Av. Roque Saenz Peña 943)
Dramaturgia: Mariela
Asensio y Reynaldo Sietecase. Actúan: Federica Presa/Hernán Herrera/Eugenia
Iturbe/Marina Lovece/Constanza Molfese/Ariel Perez De Maria/Federico Schneider.
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