jueves, 5 de marzo de 2015

Feminismo de pasarela

“Es muy fácil hablar pistoladas (boludeces) y criticar a otras mujeres. No hacen más que ratificar lo que Freud llamaría envidia femenina y que se deja sentir cada vez que una mujer agrede a otra por el hecho de ser bella o arreglarse. Al feminismo le falta crecer y madurar muchísimo para repensar el posicionamiento de las estructuras sociales”.

Con ustedes, Eva Herbert. Veinticinco años recién cumplidos, modelo, psicóloga y… ¡feminista! Qué tenemos que decir de una piba que soñó con la coronita, llegó a las pasarelas y un día se puso a estudiar una maestría de género. Y qué si no se trata de la redención de una mannequin arrepentida. Si su afrenta no nace del despecho sino de un genuino interés por revisar cómo nos opera el patriarcado. Más grave todavía. Qué tal si esta modelito venezolana en pleno ejercicio de sus funciones, entre flashes y sonrisas de photoshop, sale a marcarle la cancha nada menos que al Instituto de la Mujer de su país y lo tilda de hipócrita (hay que tener la triquini muy bien puesta para eso).

Este es el momento en el que las militantes más acérrimas se rasgan las remeras hasta quedar en tetas y exhiben en sus torsos desnudos la advertencia: “Patriarchy is not dead“. Estoy a punto de sumarme, las manos aferradas al borde de la musculosa, pero no me ayuda el escote -85cm es muy poco para que un topless merezca ser exhibido- y además cargo con mi propia contradicción de haber conducido un noticiero en el prime time, aunque sólo se haya tratado de un reemplazo veraniego.

Paréntesis catártico ahora mismo. Poner la cara como presentadora de noticias en un canal de aire, horario central, implica, además de estar bien informada y tener capacidad de síntesis, deponer todas tus ínfulas de activismo de género ante un comité de estética que decretará la emergencia fashion –perchero repleto de musculosas, minifaldas, taco aguja, una orden de maquillaje HD, performance capilar- y una clase exprés con coach actoral que indefectiblemente indicará coquetear con tu compañero varón. Eso, más el diabólico teleprompter que se tiene preparado todo lo que vas a decir desde el momento en que se encienda la luz roja. ¡Y guay con pretender tener una idea propia!

Perdón Eva, en qué estábamos. Ah, si..
-¿Cómo es que terminas convertida en una modelo-feminista?
Desde adolescente quise ser modelo, pero mis padres siempre priorizaron el estudio así que debía terminar la universidad antes de ponerme a desfilar. Ya avanzada la carrera hice varios intentos en agencias de modelos, aunque casi todos fallidos. Mientras, realizaba mis labores políticas, sociales y culturales en la facultad, por ejemplo hice un proyecto de campaña contra la violencia de género que recibió varios premios. Eso marcó el comienzo de mi trabajo por y para la feminidad. En 2009 quedé finalista en el concurso Elite Model y eso me aseguró un puesto en la agencia que lo organizaba. Comencé a ir a castings, hice comerciales de televisión, campañas en revistas y desfiles. Así fue que el modelaje y el feminismo aparecieron en mi vida, se fueron desarrollando a la par.

-¿Nunca entró en crisis esa "doble vida"?
Si te soy sincera, en algún momento llegué a confundirme. No es fácil leer a Germaine Greer y Simone de Beauvoir, entre muchas otras autoras que explican cómo el cuerpo de la mujer ha sido convertido a lo largo de la historia en objeto mercantil, sexual y propenso a abusos, mientras tú has sido imagen de un sinfín de marcas en traje de baños, photoshopeada y siempre expuesta a la mirada de los demás. Sin embargo pensaba que tenía que ser “válido” el hecho de que yo fuera modelo y feminista al mismo tiempo, no podía ser tan antitético si ambas tareas las había llevado sin problema alguno. Hasta que fui despedida de una institución del estado (Inamujer) por ser modelo y algo me hizo click. De pronto apareció la respuesta: ¡porque me da la gana! Soy feminista y modelo por dos razones: porque quiero y porque puedo. Yo tengo muy claro quién soy y no considero que lleve una “doble vida” porque no tengo nada que ocultar.

El episodio que menciona Eva fue a mediados del año pasado. El Instituto de la Mujer de Venezuela buscaba una coordinadora para su Centro Integral de Atención y ella aplicó para el puesto con su CV y aptitudes de sobra. Aunque el idilio duro apenas una semana. "Yo tenía un compromiso adquirido previamente para un desfile, solicité permiso para ausentarme dos días dejando en claro que iba a trabajar de modelo y me lo aprobaron. Pero cuando volví me informaron que estaba despedida. Les parecía contradictorio que una modelo ejerciera el cargo, dijeron que no se correspondía con los valores de la institución. Que ser la imagen de marcas capitalistas no congeniaba con la labor de un organismo socialista. Así que me ofrecieron un puesto menor para `no desperdiciar mi talento`, pero que no tuviera exposición mediática y yo me negué a semejante ridiculez” apunta enérgica, señorita Herbert.

-En la carta (a Inamujer) que hiciste pública tras el despido vos hablas de un feminismo hipócrita..
Es que unas supuestas feministas ocupando puestos jerárquicos en una institución estatal abocada al trabajo por las mujeres no pueden llamarse así sólo porque salgan a marchar o tengan un cargo, tienen que demostrarlo con sus acciones sororarias. Cuando impides que una mujer ocupe un espacio de poder porque es modelo, estás poniendo en duda sus habilidades y competencias profesionales, eso no es feminista. ¡Eso es hipocresía!

Lapsus tuitero. Nada que ver con nada. >>¿Se puede andar con el centímetro a cuestas, la pinza de depilar, el rímel y un ejemplar del Segundo Sexo en la cartera? #EsPregunta >>

Hablemos de incoherencias. Venezuela tiene el récord de bellezas coronadas a nivel global. Es el país con más concursos de Misses y se ocupa de entrenar a sus mujeres, desde chiquitas, para competir en certámenes donde las más lindas tendrán asegurado el éxito.
Para mí son espacios relativos, dirá Eva. “Yo he estado en concursos de modelos (Elite Model y Chica E!) donde si bien la belleza importaba, también requerían portar otros atributos. Sólo quien haya participado con un objetivo claro y definido de lo que quiere lograr sabrá decirte cuán divertido, enriquecedor y placentero puede resultar. No tengo nada en contra de estos concursos y además seguirán estando porque son parte de nuestra cultura, al menos en Venezuela. El problema es la lectura que le dan quienes creen que una mujer, por exponerse en traje de baño, merece ser objeto de burla y discriminación. En mi opinión, ¡la belleza muy poco tiene de banal! Yo entiendo, aunque no comparto, la posición de muchas feministas que combaten la explotación de los cuerpos femeninos instaurada en múltiples dispositivos culturales. Pero cuando una mujer denigra las decisiones u opiniones de otra compañera pasa a ser tan violenta como cualquier patriarca retrógrado de esos que enfrentamos”.

-¿Hoy evaluas presentarte para Miss.. algo?
Como modelo siempre he estado abierta a escuchar y estudiar nuevas propuestas y si entre ellas está la posibilidad de participar en el Miss, bienvenida sea.

-¿Y cómo planeas tu futuro profesional?

Actualmente estoy dirigiendo una plataforma motivacional que promueve la autoaceptación corporal. Un emprendimiento que se nutre de mis conocimientos en psicología, mis estudios de la mujer y experiencia en el ámbito de la moda y la belleza, para ayudar a las mujeres a redimensionar el valor que se le da a la apariencia física. Una propuesta desde la feminidad, que brinde atención y herramientas para que ellas salgan a la calle cada vez más seguras de sí mismas. Al mismo tiempo espero seguir modelando, crecer como animadora. Y seguir formándome, para que las palabras de una chica de 25 años que es modelo, no sean menospreciadas sólo por ser considerada bella para algunos. Y esto que te digo no puede más que demostrar que todavía existen muchos estereotipos que derribar.

Valeria Sampedro.

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