martes, 19 de agosto de 2014

Matías Martin y el dolor ejemplar

El gancho surtió efecto. El debut del nuevo programa de Matías Martin en la TV Pública no pasó inadvertido con Tití Fernandez como invitado.
Copio una columna que refleja mucho de lo que sentí durante esa primera entrevista. A veces pasa que otro pone en palabras algo que vos nosabes bien definir...

de Hernan Firpo. (Clarín)
A ver, que se entienda bien: nadie hubiera invitado a ningún primer programa de entrevistas al bueno de Tití Fernández. Nadie al menos hasta ese día de julio en que murió su hija durante un accidente de tránsito en Brasil.
¿Es eso lo que me demora frente a la pantalla, frente a Línea de tiempo, que empezó el lunes? ¿Es eso o es mi insana pasión por los códigos del fútbol? ¿Es eso, o es la vibración que nos provocan los detrás de escena (desde Gran Hermano para acá?)
Uno seguro que piensa esto porque tiene la cabeza quemada de rating y no entiende que un primer envío de entrevistas mano a mano tenga como protagonista a Tití. Periodista como sos, decís: un crack el productor del programa. Y lo decís porque quien haya sido supo sacar de la manga un personaje destemplado de nuestra enorme caja de resonancia morbosa.
Te quedas ahí, clavado en el 7, que también es una pantalla pública, y como todas las pantallas públicas, no debe competir. Y sí lo hace, pensás, es por mérito propio. Después leés que el programa hizo algo así como tres puntos, un aconcagua para el promedio del canal.
Y te quedás mirando porque hace menos de dos meses que este señor tan querible sufrió la pérdida más drástica de su vida y de cualquier vida. O sea, una verdadera tragedia. ¿Estás aquí esperando el momento? ¿ El momento de qué? ¿De que un hombre duro se quiebre por completo mientras el periodista, el genial Matías Martin, se aproxime bellamente guiado por la escucha? ¿Qué acantilado espero? ¿Tan hecho pelota estoy? ¿Es eso, o me demoro a la espera de que cuente alguna anécdota del Turu Flores? No hay muchas otras opciones. Al menos no las hay en relación a la expectativa de un primer programa.
El morbo nos hizo de goma. Ahí viene el momento. Llega con una naturalidad increíble. Matías es un conductor ultra fino, el Príncipe de la FM. Y llega donde vos sabés que va a llegar, pero lo hace de la manera menos pensada, encadenando el diálogo, pero sin convertir la puesta en una charla de café. Un milagro de la fluidez, Matías escucha, pregunta y Tití ya está metido casi sin que uno se dé cuenta. Un hombre bueno con una pérdida irreparable y la historia de vida..
Uno aprende que al dolor, ciertos dolores, no hay que salir a buscarlos con ninguna música incidental de pianito. De antemano, lo único que sabías era que la muerte de un hijo es un dolor ejemplar. Lo repetís por escrito: la muerte de un hijo es un dolor ejemplar.
¿Era eso?

miércoles, 13 de agosto de 2014

Eva tiene dos mamas

Una historia conmovedora.
Dos mujeres con vidas heterosexuales, se enamoran y deciden armar una familia juntas.
Tienen a Eva (por inseminacion) y a los cinco años se separan.
La madre biológica de Eva vuelve a armar pareja (otra vez heterosexual) y pretende borrar su pasado gay. Desde entonces no la deja a Eva tener contacto con su mama Moni.
La justicia dice que no puede hacer nada, que al no ser la madre biologica y no figurar en la partida de nacimiento (la anotaron como hija de madre soltera, ya que entonces no existia otra posibildad)  no se puede hacer nada.

Aca el link de la nota publicada en TN (13/08/2014)
Eva tiene dos mamas

viernes, 8 de agosto de 2014

Gajes del oficio (Mujeres en los medios)

Hay que depilar esas cejas. Todavía recuerdo la cara de Puga –entonces jefe de maquillaje y vestuario de canal 13- cuando me vio entrar a su sala. Era mi primer día de trabajo y su gesto de espanto ante mi vellosidad facial hizo que comprendiera todo: si quería triunfar en la televisión debía correr al gabinete de cera negra (al que vuelvo religiosamente cada quince días, desde hace 8 años). Depilación y tintura gratis. Cremas, ropa, zapatos. Todo gratis. Encaré este noble oficio al calor de la libertad de empresa. Los canjes no me dejan mentir. Al principio, también nos daban un voucher mensual de Yenny por dos libros. Pronto se dieron cuenta de que lo importante es la belleza exterior.

El ser y la Nara. Es fácil pegarle a Wanda. El cuaderno de apuntes garabatea explicaciones sobre el lugar que ocupa la mujer en los medios y Wanda se aparece como un grano, de esos que acaparan toda tu atención y no te dejan pensar mientras no los estrujes hasta dejarlos secos. Si hay un lugar donde la emancipación femenina ha ido lenta y despareja es en el terreno mediático. Y excede largamente la cultura botinera.
¡Claro que estamos mejor! Si pensamos que hace poco más de medio siglo ni votar podíamos. Ahora tenemos voz y botox. Y si se filtra una foto tuya en tanga casi seguro te convocan como panelista. Mientras tanto, un puñado de nombres propios: Luciana Geuna investiga a fondo el caso Ciccone, pero no puede evitar que Jorge “su jefe” Lanata le diga tarada. Pamela David se sacude su pasado hot de chica-reality y presentadora en Playboy tv (¡PamelaSex se llamaba su programa!) con un magazine matinal en el canal de su marido. Carla Conte logró redimirse después de ponerle los puntos a Tinelli con el jueguito del corte de polleras. Paula Trapani todavía lamenta haber dejado el noticiero por la pista de baile y confirma asistencia a cuanto evento garantice la presencia de al menos dos fotógrafos. La Negra Vernaci opera como letrina y excepción, 28 años ininterrumpidos con programa propio a fuerza de volverse uno más en el vestuario de hombres que es la Rock&Pop -el mismísimo Pergolini llegó a ruborizarse con sus guarradas, claro que en cuanto fue nombrado gerente de programación la sacó del aire-.
Los medios no pueden darnos un mejor lugar que el que la sociedad nos concede, dice Adriana Amado Suárez, una experta en el tema. Doctora en Ciencias Sociales, Adriana escribió en 2004 “La mujer del medio” (Editorial Centro Cultural Rojas) luego de una sobredosis de rayos catódicos que la llevó a hablar de periodistas de decoración. En aquel momento había muy pocas conductoras, las mujeres eran más bien acompañantes con un rol accesorio, aportando la cuota de sensibilidad y belleza. Se priorizaba más la estética que la ética de lo femenino, sostiene.
¿Las conductoras de noticieros dedicarán más tiempo a la lectura de los diarios o al make-up? Según Suárez es un tema cultural. Las minas nos embellecemos más que nuestros pares masculinos cuando tenemos una reunión, dedicamos un tiempo precioso a la ropa, al maquillaje, al pelo. Ella lo plantea como una gentileza social que no tiene nada de malo en sí mismo; en todo caso convendría enseñar a nuestros hijos que el arreglo personal no tiene por qué ser una esclavitud. El problema, me advierte, es cuando esa exigencia se vuelve una desventaja que hace que la periodista deba llegar dos horas antes para ser peinada y maquillada mientras su colega solo tiene que ajustarse la corbata y salir al aire. Lo que no sabe Adriana es que el Gato Sylvestre usa rímel y a Canaletti le delinean un toque los ojos!! (shhhhh…).
Pedazos rotos del espejo interior.
El periodismo de tablón cayó rendido a los pies de Alina Moine (¿la tienen? es la que conduce con Apo el programa de fútbol los domingos por la TV Pública). Divina, carismática ¡y encima sabe! A su llegada, Fox Sports salió corriendo a comprar “mostradores” transparentes para no perderse el espectáculo de sus piernas. Ves a Alina, casi que la envidias, con su microvestido, tacos aguja, boca bombón y algo te hace ruido. ¿Obedece al estereotipo que supone que si hay una mujer en un programa deportivo tiene que jugarla de sexie o ejerce con sarcasmo su rol de chica linda que habla de fútbol? El prejuicio se parece bastante a la pacatería.
Charles Lipovetsky -el sociólogo y filósofo francés- desbarata la antinomia. Su idea esclarecedora está debidamente subrayada en la pequeña versión de Anagrama de El Imperio de lo Efímero que guardo en mi biblioteca. Él dice que las mujeres han conquistado todo tipo de derechos pero al mismo tiempo conservan el privilegio ancestral de la coquetería. Nada que ver con la alienación. Textual: “¿Por qué obstinarse en hablar de manipulación o cosificación cuando la mayoría de las mujeres declara que la multiplicación de cosméticos, lejos de oprimirlas, les da más independencia y libertad para agradar a quien ellas quieran?”.
La proliferación de Julias Mengolinis no hace mella. Todavía hoy se impone el patriarcado mediático. Según el último informe de la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios (IWMF), el 73% de los puestos ejecutivos a nivel global lo ocupan hombres. El dato surge del seguimiento de más de 500 empresas en 60 países (incluida la Argentina). En las redacciones, la relación varón-mujer se parece un poco más a la igualdad con un magro 2 a 1. Pero ni te atrevas a husmear en las columnas de opinión: Perfil tiene sólo 4 mujeres de un total de 36 periodistas con mirada propia. La Nación eleva ese promedio 3 a 1. Clarín tiene a doña Ernestina como directora y una se pregunta para qué sirve eso si con el rediseño de la página web elgrandiarioargentino.com empezó una especie de minuto a minuto de la gráfica que llevó a Vicky Xipolitakis a ser la noticia más leída y por ende la mejor expuesta del portal, la vez que se calzó la bandera argentina como segunda piel en pleno furor mundialista.
Myriam Pelazas es coordinadora del Observatorio de radio y televisión, una especie de sabueso que trabaja en el análisis de formatos y contenidos para detectar focos de discriminación en el espacio radioeléctrico. Ella cree que si bien los medios construyen distintos tipos de mujeres suelen caer en un arquetipo tradicional y acotado como el de objeto sexual o ama de casa. Que qué programas nos dan más trabajo, hmm… por años fue Showmatch. Pero hay otros, AM, Bendita TV, Duro de Domar, el de Chiche Gelblung, Animales Sueltos y unos cuantos más, en distintos momentos y por distintas cuestiones nos hicieron y hacen trabajar mucho. A veces con discursos sexistas o xenófobos de modo deliberado, otras cuantas por puro desconocimiento. Después están las mujeres que alcanzaron lugares de preeminencia pero ellas mismas se encargan de fijar el estereotipo. Lipovetsky disiente desde el estante de la biblioteca: “El paréntesis hiperfeminista que denunciaba la sumisión del segundo sexo a las trampas de la moda no tuvo sino efectos de superficie (…) hoy la denuncia de la mujer-objeto ha dejado de ser una receta y no tiene ya un verdadero eco social”.
Es preciso volver a Wanda. La rubia, que de tarada no tiene un pelo, hoy impone la agenda. Es capaz de correr por izquierda a todo el movimiento feminista junto –incluidas Las 12- y lograr que hasta Rial dedique un programa entero a hablar de violencia de género, tenencia, minoridad y cámara Gesell. Quién les dice que en unos años la bandera de la lucha por la igualdad mediática no lleve su nombre.
Nota publicada en la revista Sophia (Agosto 2014)